Una aventura en tren casi perfecta de la que pocos han oído hablar, la línea de ferrocarril de Bohinj conecta dos lugares cuya importancia puede escapárseles a los turistas modernos.
El tren que sale de una parada de esplendor en la frontera de Italia y Eslovenia no da la más mínima pista de lo que está por venir. El viaje es un recorrido de 112 kilómetros en dos horas espectacular por puntos destacados de las tierras altas eslovenas: sube por ciudades y pueblos de montaña siguiendo el río Soca, surca magníficos parajes alpinos cerca del lago Bohinj y pasa junto al famosísimo lago Bled.
El Imperio austrohúngaro dejó una red de líneas férreas que resultan curiosas a los ojos modernos; y salen desde Viena en disposición radial hacia partes importantes de este reino perdido. Es el caso de este ferrocarril Bohinj, o Transalpina, que llegaba hasta la ciudad portuaria de Trieste, hoy italiana. Pero actualmente solo sigue en funcionamiento entre Jesenice y Nova Gorica. La sensación de estar descubriendo una parte perdida de la historia europea nos acompañará desde el principio, desde la misma estación de Nova Gorica, donde se cruza la frontera entre Eslovenia e Italia para pasear por la histórica ciudad italiana de Gorizia. El imponente edificio de la estación, que se antoja demasiado grande para el servicio regional en el que se está a punto de embarcar, refleja la importancia de la línea y de su enclave.
El trayecto nos deleita con un total de 5 galerías, 29 túneles y 30 puentes, ni más ni menos hasta llegar a la ciudad de Nova Gorica, en la frontera de Italia.
El tren es una forma de ver los paisajes de la zona, sus colinas y montañas envueltas en nubes, las antiguas estaciones y algunos de los lugares más llamativos del país. Y es que la mayoría de los viajes en tren por Eslovenia tienen momentos espectaculares. El hermoso trayecto de Liubliana a Sezana y hasta Villa Opicina, ya en Italia, es el complemento perfecto.
La línea de ferrocarril de Bohinj forma parte de la Ruta de la Paz, que va desde los Alpes hasta el Adriático y es Patrimonio de la Primera Guerra Mundial. Como tal, figura entre las nuevas candidaturas para la inscripción a la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Cómo viajar
Al tener pocas posibilidades de que alguien ocupe el asiento de al lado, este viaje de dos horas ofrece una perspectiva sin agobios. Los pasajes se compran al llegar a la estación de Nova Gorica o Jesenice y solo hay segunda clase, que ofrece asientos cómodos y espacio para estirarse.
El tren histórico de vapor hace la ruta en verano y ofrece una excursión de un día entero que incluye almuerzo en los viñedos de la región de Goriska Brda. Hay salidas diarias y se tiene que reservar con antelación, a diferencia del tren normal.
Más info en la pagina oficial de los ferrocarriles eslovenos: www.slo-zeleznice.si
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