La playa es el lugar elegido para pasar el verano. Y las fotografías no pueden estar ausentes para inmortalizar diferentes momentos. Pero claro que habrá que tener sumo cuidado con las cámaras para que no sufran ningún tipo de daño.
Esto es así debido a que en la playa se conjugan diferentes elementos que pueden llegar a hacer que el dispositivo sufra algún deterioro, desde los más leves hasta los más graves.
De este modo la arena, el mar, la humedad, el sol, el calor y la sal son algunos de esos factores nocivos para las cámaras fotográficas.
- En primer lugar, evitar el contacto con la arena, no apoyar la cámara sobre ella y, en caso de que algún grano caiga sobre la cámara y más precisamente sobre la lente, evitar quitarlo con un trozo de tela. Para ello, algunos especialistas llevan consigo un aspirador nasal de aquellos que se utilizan con los niños, de modo de poder quitar la arena que se ha alojado en los espacios más escondidos y pequeños. Claro que si la cantidad de arena es importante y no hay modo de sacarla, lo mejor será recurrir al servicio técnico y evitar males mayores.
- En tanto, y también para evitar daños causados por la arena, un consejo es el de no cambiar las lentes una vez en la playa, además de mantener la tapa sobre tu objetivo mientras no se la está utilizando.
- El viento es un enemigo invisible dado que transporta arena y gotas de agua. Por ello, una buena idea es la de colocar la cámara dentro de una carcasa que si bien para tomar imágenes, quitará algo de resolución, la protegerá.
- Pero si no se cuenta con una carcasa, las bolsas plásticas de cierre hermético son una buena idea para colocar los dispositivos mientras no se los utiliza, aún cuando estén dentro de su funda debido a que estas muchas veces no cuentan con cierres totalmente confiables.
- Antes de tomar la cámara cerciorarse de tener las manos y la cara limpios, sin arena, ni mojados, ni con vestigios de sal. Para ello, lavarse con agua dulce y secarse perfectamente.
- En caso de que alguna gota de agua caiga sobre el dispositivo, utilizar un pañuelo desechable para quitarla dando pequeños golpecitos, no arrastrar. Claro que si la cantidad de agua es más importante, el servicio técnico será la mejor solución.
- Además, si la cámara se mojase, evitar encenderla inmediatamente. Será mejor dejar que se seque antes de hacer probar si funciona. Es que apresurarse a ello puede provocar daños más graves.
- El calor y el sol son dos factores que también pueden afectar a la cámara. Por tal motivo, lo mejor será aislarla y taparla. Con una toalla, colocándola a la sombra, dentro de una funda o mochila. Este no es un detalle menor que se deberá cuidar para evitar que, entre otras cosas, la batería y la memoria se perjudiquen.
CONCEJOS PARA FOTOGRAFIAR EN LA PLAYA
- El mejor objetivo. En caso de optar por una cámara de ópticas intercambiables, el zoom estándar que suele acompañarlas no es una mala idea para estas sesiones playeras: son pequeños, ligeros y tienen un rango de focales válido para la mayoría de escenas. De todos modos, también sería apropiado un objetivo fijo de 28 o 35 milímetros: son aún más pequeños y ligeros que los anteriores, y los más sibaritas apreciarán el plus de calidad que ofrecen.
- Fotos con el móvil. Como solución de emergencia es aceptable, pero en general no es una buena idea utilizar el móvil para fotografiar. Aunque los numerosos programas disponibles y los filtros que aplican son tentadores, lo cierto es que hay muy pocos -poquísimos- modelos que puedan competir con la más sencilla de las compactas. Reconozcámoslo: las fotos hechas con el móvil se ven bien en el móvil; unas vacaciones en la playa merecen algo mejor.
- Que comience la sesión. Antes de empezar a disparar es buena idea poner la sensibilidad de la cámara en el ajuste más bajo posible, que normalmente se sitúa en torno a 100 ISO. Y es que, si algo suele sobrar en la playa, es luz. Además, disparando con este valor podremos aprovechar al máximo el rendimiento del sensor, con lo que las imágenes obtenidas mostrarán menos ruido, mejor color y mayor nitidez. Por el balance de blancos no hay que preocuparse demasiado, puesto que el modo automático resuelve muy bien las escenas con luz de día.
- Composición, por favor. El horizonte es un elemento omnipresente en las fotos de playa y costa, por lo que resulta básico que nos aseguremos de que salga recto en la foto. Los horizontes torcidos son inquietantes y pueden arruinar una buena toma (a menos que los saquemos así a propósito y con alguna finalidad). Superada esta lección, si además intentamos colocar el horizonte en el tercio superior o inferior de la imagen, la composición ganará mucho. Por otro lado, centrar siempre el motivo principal de la foto es un poco monótono, así que vale la pena desplazar un poco la cámara después de enfocar para incluir algo más de fondo o ambiente.
- El sol, ese gran enemigo. Como casi todo el mundo sabe, para disfrutar de la mejor iluminación posible debemos colocarnos con el sol a nuestra espalda a la hora de hacer la foto. Si no hay manera de conseguirlo, debemos evitar que los rayos incidan directamente en el objetivo, puesto que crearían una serie de efectos indeseados en la imagen, como reflejos o pérdida de contraste. Para evitarlo, lo mejor es echar mano de un parasol o improvisar uno haciendo sombra con la mano. Eso sí, sin que salga en la foto.
- Combatiendo los contraluces. Si nuestra cámara lo permite, nada mejor para hacer frente a los severos contraluces que inundan un lugar tan soleado como la playa que activar el modo de medición puntual. Grosso modo, la lógica de funcionamiento sería ésta: si en escenas con alto contraste lumínico medimos en las sombras, tendremos lo que se llama una imagen en clave alta como la de debajo; si por el contrario medimos en la zona con luz, nuestra foto estará formada por siluetas. No hay que desistir si, tras probar ambas alternativas, nuestras tomas aparecen repletas de zonas “quemadas” o sombras con negros profundos; tras varios disparos de prueba, obtendremos resultados sorprendentes.
- El flash, un aliado. ¿Usar el flash en la playa con toda la luz que hay? Precisamente esa iluminación tan fuerte del sol hace que las sombras sean muy duras, por lo que el flash será de gran ayuda para suavizarlas. Eso sí, no hay que perder de vista que el flash integrado en las cámaras suele tener una potencia muy limitada, por lo que su efecto apenas se notará en capturas realizadas desde más allá de dos metros de distancia respecto al sujeto. Para estos casos, una buena idea será recurrir al angular y acercarnos más al motivo para que -ahora sí- se note la luz de relleno.
- Explorar el entorno. Si realmente queremos aprovechar las jornadas playeras para disfrutar de la fotografía, es aconsejable alejarnos de nuestra toalla y dar un paseo en busca de motivos y personajes de ambiente costero: barcas, pescadores, chiringuitos… La luz del atardecer -o del amanecer, para los más madrugadores- es muy especial, así que si el entorno es bonito, quizá merezca la pena adaptar el horario o irse un poco más tarde del lugar. Además de llevar siempre encima una batería y una tarjeta de memoria, otro consejo básico: si no estamos solos de vacaciones, mejor no abusemos con las fotos, que tampoco se trata de crear un cisma familiar.