El criminal inglés Ronnie Biggs, conocido por ser el cabecilla del robo más importante de la historia criminal británica, ha fallecido hoy a los 84 años de edad.
Biggs, cuya historia ha inspirado películas como Buster en 1988, dirigió el asalto al tren de Glasgow, considerado “el robo del siglo” que el pasado mes de agosto cumplió su 50 aniversario. Biggs y varios cómplices, entre ellos Bruce Reynolds fallecido el pasado mes de mayo, se llevaron un botín de 2,6 millones de libras (lo equivalente a 3 millones de euros) del tren de Glasgow, la mayor suma robada hasta entonces en un sólo asalto.
Cumplidos los 18 años a Ronnie Biggs ya se le había relacionado con pequeños robos en comercios e incluso fue acusado de robar un coche. Durante su estancia en la cárcel. Por haber intentado robar en una oficina de apuestas, conoció a Bruce Reynolds, su mano derecha en el asalto al tren. Pero después de salir de prisión, Biggs intentó cambiar de vida: se hizo carpintero, se casó y tuvo hijos. Pero por falta de dinero decidió contactar con Reynolds, quien le propuso el famoso asalto al tren.
El asalto al tren
El 8 de agosto de 1963 Bruce Reynolds y Ronnie Biggs junto a un grupo de ladrones ingresaron en la historia asaltando un tren de correos que se dirigía desde Glasgow (Escocia) a Londres.
Durante semanas ensayaron el golpe y contactaron con un ferroviario para informarse de los horarios de trenes y conseguir detener el tren. A las 3 de la madrugada el maquinista que conducía el expreso Glasgow-Londres se detuvo al observar una señal en rojo y el convoy fue rodeado por los asaltantes. Tras reducir al maquinista, los tres primeros vagones que transportaban los fondos fueron desenganchados del resto del tren. El conductor fue obligado a llevar la locomotora y los tres vagones hasta detenerse encima de un puente, los ladrones sacaron el dinero y lo introdujeron en las furgonetas que estaban estacionadas justo debajo.
Tras el atraco, se escondieron en una granja al sur de Inglaterra con el millonario botín. Pero hubo algo con lo que la banda no contó: un juego de mesa que sirvió a los ladrones para relajarse después de cometer el robo y en el que quedaron sus huellas dactilares. Gracias a ellas la policía pudo identificarlos, y en una semana fueron capturados y recibieron penas de 25 a 30 años de prisión.
Los únicos que consiguieron escapar fueron los líderes de la operación: Reynolds, que tras someterse a cirugía estética huyó durante cinco años a México y Canadá y Biggs que en 1965, 15 meses después de ingresar en prisión, consiguió fugarse escalando el muro con una escalera de cuerda y vivir como fugitivo durante 36 años. Se instaló en Río de Janeiro, hasta que en 2001 decidió entregarse a la Justicia británica de manera voluntaria, después de tratar de comunicarse vía internet con Scotland Yard para pactar su entrega: ‘Pasar unos meses entre rejas y ser soltado después con el pretexto de su deteriorada salud’.
Biggs estuvo varios años en prisión hasta que en agosto de 2009 fue excarcelado por razones de salud, a raíz de varias apoplejías y con un pronóstico de pocos meses de vida. Ingresó posteriormente en una residencia de ancianos en el norte de Londres donde ha fallecido a la edad de 84 años.
Fuente: La Vanguardia