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La Huella de los Peregrinos

Además de hermosos paisajes naturales y una rica cultura patrimonial, La Rioja despierta curiosidad asombro por las Sendas del Espíritu Católico Riojano, destacadas por la proclamación de la fe, cultos y ritos ancestrales. Paisajes que propician una pasión diferente ante narraciones y pleitesías a Vírgenes y Santos patronos, en las diferentes advocaciones.

La naturaleza anticipa con belleza y colorido cada tramo de este camino peregrino que invita a conocer un santo de madera de naranjo; iglesias al costado del Camino de Hierro; un Obispo Alemán en Los Llanos Riojanos; un cura de la Independencia y una Virgen Morena; antiguas capillas coloniales y la Virgen de un Cirquero, sendero turístico religioso que testifica la paz, el regocijo y el perdón.

En cada senda, la fe, cultura y arte manifiestan el legado de cada comunidad en la provincia. Los mejores exponentes del credo católico desde los orígenes mismos de La Rioja, nos hacen partícipes de milagros increíbles y profundas historias en que lo divino se funde y entrelaza indisolublemente con lo terrenal, en el relato de los creyentes. Se trata de un legado religioso que alberga gran valor artístico, arquitectónico e histórico; de gran calidad estética que representa un producto auténticamente riojano digno de ser conocido en cualquier fecha.

Cada circuito atesora un marco natural en cuya paleta colorida se dibuja un escenario diferente digno de sentirse protagonista. La amabilidad de sus residentes, en cada comunidad, permite disfrutar no sólo de cada lugar sino ser parte del legado familiar con relatos e historias ricas en costumbres ancestrales. La gastronomía y el sabor íntimamente casero hacen degustar una variedad de platos que llevan sin duda el condimento propio de cada pueblo, donde los aromas se conjugan en un deleite.

Un santo en la capital
En la Ciudad Capital, se atesora a «Un santo de madera de naranjo», que narra la historia evangelizadora de San Francisco Solano, que con su crucifijo, violín y breviario de plegarias, apaciguara a varias tribus indígenas que amenazaban con arrasar la ciudad fundada por Juan Ramírez de Velasco. La majestuosidad arquitectónica nos ubica en los siglos XVI al XIX, con la culminación del estilo italianizante en la provincia, derivado luego en un eclecticismo con reminiscencias góticas, llevándonos a un viaje a los orígenes a través de murales que atesoran la Fundación de la Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja.

La imagen del Niño Alcalde rodeado de sacerdotes y fieles en el «Encuentro de Dios con el Pueblo» o Tinkunaco; la coronación de la imagen de San Nicolás y la construcción de la Basílica Menor en honor al Santo Patrono, representan las huellas de un pueblo que reconocen en Dios la única potestad. Vitrales de origen alemán que recuerda a los patriarcas del Antiguo Testamento, mientras sobresalen en el ábside los fundadores de las órdenes religiosas que iniciaron la evangelización en la provincia.

Muros de piedra con la rusticidad del estilo, mármoles en sus distintas tonalidades e imaginería artística de gran relevancia y valor forman parte del virtuosismo que se entremezcla a la proclamación de la fe hacia San Nicolás de Bari en la Catedral homónima; Iglesia y Convento de Santo Domingo, de la Virgen de la Merced y San Francisco Solano junto a Las Padercitas que resguarda las ruinas del fuerte español y la capilla, en cuya cripta descansan los restos de este fraile español que en 1953 concretara su labor evangelizadora.

Junto al ferrocarril

El circuito «Iglesias al costado del camino de hierro», forma parte de un recorrido por el llano donde la estructuración nacional dejó plasmada la llegada del ferrocarril a la provincia. La dinámica social en el trazado de la línea férrea generó necesidades propias de un pueblo creyente que se asentaba en la búsqueda de nuevos horizontes, invocando en todo momento la protección divina de Vírgenes y Santos en sus diferentes advocaciones.

La traza arquitectónica de las iglesias responde a líneas propias del período constructivo, poniéndose de manifiesto no sólo el material de época entre los períodos de los siglos XVII al XX inclusive, sino el criterio propiamente dicho. Las características denotan estilos italianizantes en algunas y otras de mayor modernidad, eclecticismo o el reflejo de la aridez de la zona; imaginaria artística de gran valor.

Este legado está formado por:
• Santa Rosa de Lima en Patquía.
• La «Ermita del Pastor» que atesora el martirio de quien fuera llamado el Pastor de los Humildes, Monseñor Enrique Angelelli, en Punta de Los Llanos. 
• El salvador en Plaza Vieja y Virgen del Rosario de Polco -Monumento Histórico Nacional-, Oratorio a los mártires Gabriel Longueville y Juan de Dios Murias en Bajo de Luca.
• Sagrado Corazón de Jesús en Chañar.
• Virgen del Carmen en Nepes.
• San Francisco de Asís en Castro Barros.
• San Antonio de Padua en Los Tellos-Milagro.
• Virgen del Valle y San Jorge en Desiderio Tello.
• Ruinas de la Viceparroquia del Curato de Ulapes y nuevo templo consagratorio a San Nicolás y San Patricio en Ambil.
• Inmaculada Concepción de María, San Nicolás y Virgen de Fátima en Chepes.

La labor pastoral del «obispo de los Llanos riojanos», Monseñor José Gollbach, forma parte de un importante reservorio patrimonial y documental de los pueblos llanistas del sur. Reminiscencias arquitectónicas se confunden con la religiosidad popular ligada íntegramente a legitimar la entrega del pastor a su pueblo. Connotaciones ingenuas en un pesebre vestido que preside la imagen del Niño Dios, original cantidad de indumentaria sagrada y ornamentos litúrgicos cuyos elementos atesoran el paso del siglo XVIII en antigua Europa, destacándose la técnica del oropel o bordado con hilos de oro. Cada capilla o templo atesora, en celo, actas bautismales de personalidades de la vida político-institucional de la provincia, e incluso intenta denotar el valor religioso popular del sagrario que perteneciera a la iglesia matriz de La Rioja, destruida por el terremoto de 1894.

Hacia la costa
En la denominada Costa riojana la historia se sitúa en «Un Cura de la Independencia» y «Una Virgen Morena». Pedro Ignacio de Castro Barros, originario de la zona, y la veneración a una Virgen India, signaron la vida de la feligresía en cada pueblo costeño, que mientras asciende sobre el nivel del mar transita distintos puntos cardinales de los departamentos Sanagasta, Castro Barros y Arauco.

Capillas y Templos, de singulares elementos y tecnicismos arquitectónicos dotan a cada construcción de las reminiscencias de los siglos XVI al XIX, sumergiendo al visitante en riqueza antropológica y a cuyos santos patronos veneran con particulares cultos donde se entremezcla un viaje a los orígenes y los vestigios del porqué de cada celebración.

Las antiguas capillas
En los alrededores de la ciudad de Chilecito, Huellas de Peregrinos es sinónimo de «Antiguas capillas coloniales», distribuidas de norte a sur. Configura uno de los más interesantes grupos de esta particular arquitectura destinada a la proclamación de la Fe, sumado a un equipamiento de gran calidad artística y estética.

La zona en que se sitúan fue uno de los oasis irrigados más importantes de la provincia desde el principio de la colonización española. Algunas se construyeron para el culto familiar, otras para adoctrinar a los pueblos originarios insertos en las encomiendas y otras como sede de las autoridades eclesiásticas. Así encontramos capillas declaradas Monumento Histórico Nacional, ya que -algunas en su interior- albergan imaginería de gran valor artístico como histórico por cuanto aún se conservan reminiscencias de lo que fueran los asentamientos indígenas y su riqueza antropológica.

Imágenes legenadarias


Hacia el oeste riojano, el recorrido religioso revive la entronización de «La Virgen de un Cirquero», en la advocación de la Virgen de Andacollo. La imagen obsequiada por un obispo chileno, que transportada a lomo de mula, llegó de este lado de los Andes a la zona precordillerana de Jagué, convirtiéndose en uno de los principales centros de peregrinación de la provincia. Sus ritos celebratorios despiertan curiosidad por el atractivo en la narración de las pleitesías de sus devotos a través de la danza de origen chileno, peruano y boliviano, que año a año se repite los 26 de diciembre.

La capilla construida enteramente en tierra sin cocer, presenta interesantes detalles en el diseño de las columnas interiores y en las torres laterales, particularidades que van transformándose a medida que transita esta huella que comienza en el departamento Independencia y continúa por Felipe Varela, General Lamadrid y Vinchina, donde predomina la arquitectura colonial y austera enriquecida de antiguas imágenes.

Finalmente, «Un niño que llora en el paramo» atesora lo que miles de devotos, año a año, realizan con una de las peregrinaciones más importantes de la Provincia en honor al Niño Dios de Gualco, imagen de pequeña talla en piedra del Niño sentado con el mundo entre sus manos.

Aquí encontramos otras tantas veneraciones a santos patrones del Departamento Famatina, cuyos orígenes se remontan a historias de singular particularidad. La estructura de líneas clásicas y reminiscencias italianizantes se entremezcla con la rusticidad del material de la zona utilizada para levantar oratorios en algunos parajes, o capillas y templos de trazos definidos de entre los siglos XVIII y XIX, en otras localidades.

  Fuente: SM

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