El 277 fue uno de los últimos tranvías que circuló por la ciudad y uno de los pocos fabricados en los talleres de la vieja empresa Mixta del Transporte de Rosario. Ese viejo coche, totalmente reconstruido, volverá a rodar por la avenida Wheelwright entre Presidente Roca y Balcarce antes de fin de año. Un recorrido modesto que pondrá fin a más de 29 años de trabajo para recuperar la máquina.
Esta semana, sobre el cantero de la avenida se empezaron a desenterrar las vías, jubiladas por el asfalto, y se está concluyendo el tendido eléctrico que abastecerá al tranvía. Mientras tanto, en los galpones de la Semtur se realizan los últimos ajustes mecánicos y se desarrollan las primeras pruebas de movimiento.
“La semana próxima se proyecta hacer una prueba de circulación y, si todo sale bien, se podrá presentar el coche en sociedad”, estimó la directora del Ente de la Movilidad, Mónica Alvarado.
En principio, el vehículo sumará un atractivo turístico a la zona, paseándose por apenas 500 metros de Wheelwright, en ambos sentidos, los fines de semana.
El coche tiene capacidad para 32 pasajeros, asientos de madera con respaldos rebatibles para acompañar el sentido de circulación y dos cabinas de conducción.
Al rescate. La puesta en marcha del 277 es un proyecto de la Asociación Amigos del Riel que comenzó hace 29 años, cuando lograron recuperar de las barrancas del río la estructura completa del coche.
Desde entonces “pasaron tantas cosas que algunos ni soñábamos con ver el tranvía listo”, asegura Mariano Antenore, miembro de la entidad y autor del libro “Tranvías de Rosario”, y señala que fue “fundamental el apoyo de la gente de la Semtur” para desarrollar la iniciativa que por momentos se asemejaba a una “misión imposible”.
El 277 comenzó a circular en 1939 y se mantuvo en la calle hasta el 63. Antenore recuerda que junto al 276 y el 278, había conformado una trilogía de tranvías experimentales con diferentes equipos eléctricos, para evaluar calidades y desempeños con vistas a adoptar los mejores componentes en una nueva flota estandarizada, objetivo que no llegó a concretarse de la manera deseada.
Además, la carrocería se fabricaba completamente en los talleres municipales, con un concepto y un diseño mucho más moderno que el resto de los tranvías. “Fueron los últimos tranvías que se fabricaron y se incorporaron en la ciudad. Cuando salieron a la calle se distinguían claramente de los otros que ya tenían unos 33 años en servicio”, apunta.
El coche nunca circuló por la costa central, formaba parte de la línea 15 que unía la esquina de San Lorenzo y Laprida con barrio Parque. Por las vías de Wheelwright, en cambio, pasaban las líneas 1 que terminaba en Rosario Norte, el 2 que iba a barrio Ludueña y el 18 que llegaba hasta Arroyito.
La red tranviaria local llegó a ser la segunda del país, detrás de la de Buenos Aires. Sumaba 192 kilómetros de vías y 300 coches.
Algunas de estas historias se despertarán en unas semanas. Ni bien el 277, completamente renovado, vuelva a hacer sonar la campana para anunciar su partida.
Fuente: Notife